top of page
image.png

Educación en tiempos de la I.A.

Actualizado: 26 may

Educación en tiempos de la I.A.


Hiller Alberto Hernández Muñoz*


Vivimos un tiempo bisagra. La inteligencia artificial (I.A.) ha dejado de ser una promesa lejana para convertirse en una presencia constante en nuestras vidas: escribe, traduce, diagnostica, predice, enseña. Pero, ¿qué significa enseñar en un mundo donde las máquinas también aprenden? ¿Qué sentido tiene la educación cuando el conocimiento ya no está en los libros, sino en la nube?


Como advierte Byung-Chul Han (2022), vivimos una era donde la información abunda pero el pensamiento escasea. “La sociedad del cansancio”, dice, es aquella donde el rendimiento se impone sobre la reflexión, y donde el sujeto se transforma en un proyecto de optimización permanente. En este contexto, la educación corre el riesgo de convertirse en una gestión eficiente de datos, olvidando su tarea originaria: formar sujetos pensantes, críticos, éticos y sensibles.


La I.A. puede responder preguntas, pero no formular las verdaderamente importantes. Puede analizar datos, pero no despertar consciencias. Puede imitar emociones, pero no sentirlas. “El conocimiento sin juicio ético puede ser destructivo”, nos recordaba Boaventura de Sousa Santos (2019), cuando hablaba del peligro de las epistemologías hegemónicas sin diálogo con otras formas de saber.


La educación en tiempos de I.A. debe ser más que una simple actualización curricular o una carrera por incorporar plataformas digitales. Debe ser un ejercicio radical de rehumanización. Necesitamos una pedagogía que no solo prepare para el mercado, sino que abra caminos hacia la conciencia crítica, la imaginación ética y la sensibilidad histórica.

Paulo Freire (1997) sostenía que “la educación no cambia el mundo: cambia a las personas que van a cambiar el mundo”. En este sentido, la tarea educativa no puede ser reemplazada por ningún algoritmo. Porque la verdadera transformación no ocurre en la transferencia de información, sino en el encuentro humano que posibilita la construcción compartida de sentido.


La I.A. puede ser una gran aliada, pero solo si sabemos quién conduce el proceso y con qué propósito. Como advierte Nick Carr (2011) en Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?, la tecnología modifica nuestra forma de pensar, leer y percibir el mundo. No se trata de demonizarla, sino de comprender su poder performativo sobre nuestras estructuras cognitivas y culturales.


Desde Thot Centro de Pensamiento, hacemos un llamado a docentes, estudiantes, pensadores y organizaciones a no ceder al encantamiento fácil de la automatización sin alma. A construir una educación que mire el futuro sin olvidar las raíces, que dialogue con la tecnología sin someterse a ella. Una educación que, en tiempos de I.A., siga formando personas y no solo perfiles.


Porque educar no es solo transmitir saberes; es acompañar el nacimiento de una conciencia crítica, ética y transformadora. Una conciencia que ninguna máquina podrá simular jamás.


Referencias

  • Byung-Chul Han. (2022). La sociedad del cansancio. Herder.

  • De Sousa Santos, B. (2019). El fin del imperio cognitivo. Akal.

  • Freire, P. (1997). Pedagogía de la autonomía. Siglo XXI Editores.

  • Carr, N. (2011). Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? Taurus.



¿Y tú, qué piensas?


En un mundo donde el algoritmo avanza más rápido que la reflexión, ¿qué lugar le daremos al alma humana en el acto de educar?¿Puede la I.A. acompañar el proceso educativo sin desplazar la experiencia, el error, la duda, el asombro?


Te leemos en los comentarios. Este espacio es también tuyo.


*Trabajador social, especialista en gerencia educativa, magíster en educación; asesor corporativo, docente universitario, tallerista, formador y directivo de organizaciones educativas y sociales.



Comentarios

Obtuvo 0 de 5 estrellas.
Aún no hay calificaciones

Agrega una calificación

Contáctanos

image.png
bottom of page